sábado, 15 de diciembre de 2018

Revista Atonaal #1. Sergio Mayor

Tras cuatro intensos años y 17 números editando trimestralmente la revista Ravenswood Magazine, queda atrás una etapa para dar la bienvenida a otra nueva con la Revista Atonaal, en cuyo primer número presentamos una sorprendente suma teológica del gran Sergio Mayor con una selección de textos que hemos titulado: ESCRITOS SACROS EN LA ERA DE LA PESTE DIGITAL {AñO <0}


(Me pidió el editor de la revista Atonaal una biografía y no tenía. Literalmente. Hoy escribo estos apuntes. No encuentro las fechas) 

Éramos raros en casa. Mi madre leía a Swedenborg. Mi padre escribía libretos de ópera sobre un rey negro de Finlandia. ¿Nunca se fijaron en el mendigo que rechazaba las monedas y dormía en los zaguanes de King´s Road y no podía entrar a Waterstones porque era evidente que quería robar los libros de los poetas? ¿No se fijaron en su aspecto de profeta? Una vez maté a un hombre, un hecho profundamente literario. Tenía trece años y hacía frío en la Perspectiva Nevsky. Tuve una novia que se suicidó, otro hecho luctuoso y literario. Pero miren, “se acabó, y ya no tiene remedio y eso es un consuelo, como dicen en Turquía cuando se equivocan de hombre al cortarle la cabeza”. Tengo cortes en las dos muñecas y quemaduras de cigarros en los brazos. He sido una leyenda en los servicios de Traumatología y Resucitación del hospital Negrín. He sobrevivido a setecientas sobredosis. He visto a Dios muchas veces, pero fue siempre en el infierno, que es el lugar de su piedad. ¿Me vale esto para una biografía o me excedo con los datos? A veces dibujo cementerios y gusanos que devoran marcapasos y caderas de titanio. Una vez me confesé y el cura, un hombre santo, me encañonó con una pistola, o quizás era un crucifijo afilado. Dijo que moriría en hedor de Satanás. Hice varias pruebas de inteligencia, primero en el colegio y luego en los cuarteles. Sacaba el cociente más alto. He corregido esos excesos con otros excesos. Los estupefacientes. Ahora soy un bruto. No tengo oro. Salvado. Me gustaron siempre estos versos de Artaud: “No es posible que al final el milagro no estalle/ He trabajado demasiado para ser puro y fuerte/ He perseguido demasiado el mal” He amado a una mujer por sus ojos, solo sus ojos, formas visibles de Dios. Una erótica oftalmológica, supongo. Soy el tipo que iba aquella tarde por la calle Tablas. Me refiero a la tarde que nació el Tiempo. Que los cosmólogos revisen los datos. La vida estalla en mil novecientos ochenta y siete.

SERGIO MAYOR



SERGIO MAYOR nació en Las Palmas. Vive retirado en una cueva de las Badlands de Granada.

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